martes, 13 de noviembre de 2012

CONTRAPUNTEO DE LA PEREZA




Greity González

Yo pienso en La Pereza e inevitablemente me sorprendo pensando en otomanas francesas y en habitaciones con cortinas pesadas de tela. Me visualizo ahí, en una posición recostada y lánguida a lo Madame Pompadour, mas no me pienso feliz, porque no lo estoy. Porque La Pereza no es eso. La Pereza va más allá de imágenes tentadoras de mujeres leyendo. Para mí, pereza significa mi casa, mi hogar, en La Habana, allí donde mis abuelos me preparaban, a cualquier hora del día, pero sobre todo, cada mañana, un café como nunca más lo he tomado en Miami. Todavía creo que una de las cosas que más añoro hasta el dolor, en este exilio, es ese café. Y si tanto regreso en sueños y en la realidad a mi Habana es por ese café matutino que me da igual si no es Pilón o no es Bustelo, y más bien es Cubita mezclado con chícharos. Y es que lo que me hacía feliz en esta vida era ir a la cocina y tomar una primera taza en la mesita de ahí. Y luego volver a entrar a mi cuarto, apagar el aire acondicionado BK1500, (posteriormente cambiado por un LG chino tras mil indecisiones porque sabía cuanto iba a extrañar “el olor único y el ruidito del aire ruso”), abrir la ventana y ver la luz, esa luz Dios mío esa luz única de Cuba, esa luz tantas veces luz que yo no sé si es la luz del Caribe o es la luz de mi Habana, pero es la luz que quiero ver antes de morir. Porque yo me quiero morir de día en la Habana. Y entonces, allí asomada con mi segunda taza de café, aspirar y llenarme toda con la brisa fresca cargada de humedad, volver a la cama, a mi cama “camera” que no es king como la que tengo aquí. Mucho menos parece una otomana francesa, pero es mi cama, y  en ella leo “La alegría de vivir”, del gran Emile Zola, (ese sí que era un escritor talla king).  O releo, mejor dicho. Y entiendo que eso y todo eso, y sólo eso, es la Pereza. La alegría de vivir. De vivir los contrastes. De amar las simples cosas de la vida y de gozarlas a plenitud, en momentos, por efímeros, inolvidables.