Geovannys Manso
No recuerdo el día
exacto, pero sé que regresábamos de unas vacaciones, cerca del mar. Llegué a
casa rejuvenecido y con muchísimos deseos de escribir. Habitualmente, mis
textos surgen de brevísimos rafagazos que ignoro de dónde provienen, pero a
ratos despierto con el núcleo esencial de una historia y luego, va tomando
forma tras horas y horas de trabajo. Solo recuerdo que recibí, de golpe, a
estos dos personajes: una niña, cuyo nombre era Violante y su gato siamés
(Arnaldo el Aventurero). Por aquella época no tenía PC, así que las teclas de
mi máquina de escribir comenzaron su ardua tarea de configurar la trama de esta
novela. Como casi siempre ocurre entre escritores, mi esposa (Lisy García) ha
adquirido la costumbre de leer en las mañanas lo que escribo el día anterior, y
cuando leyó los primeros capítulos, se entusiasmó tanto que casi me obligaba a
escribir, mientras esperaba atenta el resultado.
Terminé la primera
versión un mes o dos después. Lo habitual era que, tras culminar un capítulo,
ya tenía completamente desarrollado el siguiente, anotándolo rigurosamente en
una hoja muy cerca del borrador.
Yo, de forma
consciente, jamás había escrito una novela para niños. Había estado muy ocupado
con la novela, el cuento, la crítica de cine, el ensayo, pero supongo que
existe una fuerza oculta en ciertos personajes que te obligan a modelarlos y
hasta que ese arduo trabajo no culmina, no puedes descansar.
Es un hecho: si
estoy incubando una novela: mi ánimo cambia, me torno irritable, me atrapa el
insomnio, me convierto, más de lo habitual, en un ermitaño irreductible: cero
llamadas, cero encuentros, cero conversaciones. De esos ánimos irascibles que
me acompañan, surgió una novela titulada: “Los hijos soñolientos del abismo”,
aún inédita, que obtuvo Mención en el Premio Casa de las Américas 2011.
Lo cierto es que “¡Cuidado!…niña en el jardín…”, me permitió explorar un universo totalmente desconocido
para mí y sensibilizarme con procesos creativos más lúdicos, ejercitando todas
las posibilidades de lo inaudito.
Yo escribo sin
crearme expectativas, siempre al margen de tendencias o sofismas. Soy fiel, y
siempre lo seré a esos “rafagazos” que me llevan a comenzar una historia sin tener
muy claro, casi nunca, su destino final. De esa pequeña burbuja se va nutriendo
cada novela que he escrito y que, espero, escribiré en el futuro.
Aún conservo ese
primer borrador “a máquina de escribir”.
Cinco años después
de escribir y dar vida a este personaje, nació mi hija, y no dudé ni un
instante en llamarla así: Violante. Ya sé que es un nombre extraño, pero espero
que mi hija me perdone haberla nombrado como a uno de mis personajes…
Muchas veces, he
querido alejarme de la escritura de libros para niños. No porque considere que
es algo banal, sino porque deseo encausar mi obra hacia otros destinos, pero me
ha resultado del todo imposible.
Solo espero que,
tal y como ha sucedido en Cuba, tanto Violante, como su gato: Arnaldo el
Aventurero, complementen la vida y la imaginación de muchísimas familias
alrededor del mundo. Si esto ocurre, estaré más que orgulloso de ser ESCRITOR…
“¡Cuidado!…niña en el jardín…”, novela publicada por La Pereza Ediciones, esta disponible en Amazon.
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